Inversion en ASG - Columbus Investment Partners

En general, estamos acostumbrados a que las cosas mejoren. Obviamente, la pandemia actual es (con suerte) de alguna manera una ruptura temporal en esa tendencia, pero no altera esa realidad. La expectativa de vida, la mortalidad infantil, la calidad de vida, el acceso a medios de comunicación y a otros servicios están en general en una tendencia a la mejora. Desde una perspectiva global, en las formas más mensurables, nunca ha habido un mejor momento para estar vivo. Esto es cierto para los humanos, pero es casi completamente falso para todas las demás especies del planeta. Nuestra tendencia a la creciente prosperidad trae consigo un mayor consumismo, que exige la producción de cantidades cada vez mayores de bienes. No sólo queremos más, sino que hay más entre nosotros que también lo quieren y, a medida que la población crece, la triste contrapartida es que la población de todos los demás seres vivos disminuye. La fracasada política de “un solo hijo” de China nos ha demostrado que no hay una solución absolutista para el control de la natalidad y que debemos abordar esta tendencia de la manera más eficaz posible mediante el uso de la innovación, la mejora de la educación y aplicando estrategias con sentido común en nuestras propias vidas, mientras alentamos a otros a hacer lo mismo. Reutilizar, reciclar, reparar y mantener; pensar dos veces antes de comprar ese artículo envuelto en plástico; invertir en ASG (o ESG en sus siglas en inglés, respondiendo a los factores Ambiental, Social y de Gobernanza, lo que también se conoce como Inversion Socialmente Responsable).

Invertir en ASG, pero ¿qué significa eso realmente? En una conversación reciente con una joven que recién empezaba su carrera laboral, abordamos el tema de la inversión ASG. Como la mayoría de las personas de su generación, apoyaba (con razón) el concepto y se aseguraba de que sus inversiones se destinaran a fondos debidamente identificados como tales. Sin embargo, más allá de un amplio deseo de hacer una contribución positiva con su dinero, ella era comprensiblemente vaga sobre el tipo de empresas en las que, en última instancia, le gustaría invertir.

Con cierta picardía le pregunté «¿qué tal un negocio de tratamiento térmico industrial?» y ella se mostró un poco reticente. Sospecho que esta sería la respuesta más común, pero resalta una de nuestras preocupaciones sobre el pensamiento muy superficial sobre la inversión en ESG en general.

El negocio de tratamiento térmico industrial en cuestión es Bodycote Plc. Este es un ejemplo de una empresa de ingeniería de alta calidad basada en el Reino Unido, fundada entre guerras en Leicestershire, pero que sólo entró en el negocio del tratamiento térmico a finales de la década de 1970. La empresa tiene una sólida tradición de innovación y ha crecido orgánicamente y mediante adquisiciones para convertirse en uno de los líderes en la industria. Como es de esperar, el tratamiento térmico no es algo en lo que mucha gente piense, pero es un proceso esencial en muchas industrias mecanizadas. El proceso mejora drásticamente la dureza y, por tanto, la durabilidad. Extiende significativamente la vida útil de los componentes mecánicos y les permite ser más pequeños y livianos. Engranajes, cojinetes, herramientas de corte, enganches y muchas otras aplicaciones dependen de este proceso. Sin él, los motores y las turbinas serían menos eficientes y requerirían más mantenimiento, los ejes de transmisión y los componentes serían más pesados y requerirían más energía, más gasolina o amplificadores ondulantes en su automóvil. Entonces, si bien el proceso de tratamiento térmico en sí mismo consume energía, lo compensa considerablemente con la energía que ahorra durante la vida útil de los componentes que crea. Las turbinas eólicas no serían viables sin el proceso de tratamiento térmico.

Bodycote es un ejemplo de una empresa cuyas operaciones no están ayudando de forma directa a reducir nuestro impacto ambiental, pero sí que están contribuyendo claramente detrás de los bastidores. Esta contribución no evidente, realizada por estos negocios de segundo nivel, es la que debe ser mejor entendida por los inversores conscientes del medio ambiente. Como muchas empresas industriales, Bodycote ha cometido errores que han llevado a roces con agencias medioambientales y claramente hay margen de mejora en sus prácticas. Pero, en última instancia, las empresas responden a sus accionistas y los inversores activos tienen un papel clave aquí para comprometerse con la dirección y empujarlos en la dirección correcta. Los fondos «responsables» que evitan empresas en industrias esenciales como esta y las privan de capital no ayudarán en el proceso conjunto de reducir las emisiones en el medio ambiente. Hay muchos ejemplos de empresas industriales que dedican enormes sumas a la investigación y al desarrollo para impulsar mayor eficiencia, como mejores conductores para nuestra distribución de electricidad, mejores lubricantes para prolongar la vida útil del producto y reducir la pérdida de energía, y nuevos materiales compuestos capaces de reducir el peso sin comprometer la resistencia. Estas empresas desempeñan un papel vital para ayudar a lograr los objetivos globales de emisiones de CO2, pero tienen poco reconocimiento público.

Las rápidas caídas en los mercados de valores durante este año impulsaron numerosos informes sobre la alta rentabilidad de los fondos ESG durante este período de bajas rentabilidades. Para nosotros, esto refleja la durabilidad y la atracción de empresas con buen gobierno corporativo, así como la participación continua de la inversión responsable dentro de los flujos de capital generales. Sin duda los resultados se vieron favorecidos por la desastrosa rentabilidad del sector energético tradicional ante la caída del precio del petróleo, sector evitado hasta por los fondos con el más leve tinte verde. Sin embargo, aun excluyendo este impacto, la tendencia a un rendimiento superior de las empresas con una cultura sólida y responsable no debería haber sido una sorpresa.

Un informe reciente de Grant Thornton muestra la fuerte correlación positiva entre rentabilidad y buen gobierno corporativo. Dicho informe abarca las empresas constituyentes de los ex fondos de inversión del FTSE 350 durante un período de 10 años, y los resultados son convincentes. Uno de los elementos más notables es la correlación extremadamente alta entre un sólido gobierno corporativo y la generación de flujo de caja. Nuevamente, en nuestra opinión, esto no fue una sorpresa y explica por qué la mayoría de los inversores a largo plazo prestan tanta atención al carácter y comportamiento de los equipos de gestión. La correlación es alta porque el primero es un impulsor importante del segundo. Los equipos de gestión no solo establecen las políticas de procedimiento de una empresa, sino que también establecen la razón de ser de la organización. La cultura corporativa comienza con la dirección y permea a toda la empresa.

Si bien creemos que todo esto es ampliamente aceptado, choca ligeramente con otra observación. Como inversores, siempre nos han atraído las empresas con una significativa propiedad familiar. En general, nuestras experiencias aquí han sido muy positivas y nuestro enfoque a largo plazo, por lo general, se alinea bien con el del accionista mayoritario. Muchas de estas empresas obtienen alta puntuación en términos de estrategia, inversión interna tanto en maquinaria como en personal, así como flexibilidad y creatividad.

Sin embargo, no es raro encontrar resultados pobres en algunas áreas de gobierno corporativo, como por ejemplo en la proporción de mujeres en los directorios y la verdadera independencia e influencia de los directores no ejecutivos. Además, las empresas familiares también pueden estar menos inclinadas a considerar problemas sociales más amplios si esto pudiese tener un impacto en sus propios resultados. La literatura académica es algo mixta al respecto, pero en 2015 Rees & Rodionova (1) concluyeron que «cuando se trata de inversiones que fomentan el bien social pero no garantizan retornos financieros, las familias tienden a actuar como maximizadoras de riqueza financiera y tienden a obstaculizar tales gastos».

Si esto es correcto, ¿cómo cuadramos este círculo? Si un gobierno corporativo sólido y demostrable es un factor clave en la rentabilidad a largo plazo y las empresas familiares no necesariamente sobresalen aquí, ¿por qué siguen obteniendo mejores resultados? Creo que la respuesta es simplemente que se preocupan mas por el futuro de la empresa. Para que una empresa continúe produciendo buenos resultados durante muchos años, necesita inversión y orientación. La empresa familiar lo sabe muy bien, pero les importa menos proveerlos al mundo exterior. El enfoque del mercado de capitales en el buen gobierno corporativo es prevenir un comportamiento deficiente que, en última instancia, seria costoso para los accionistas. Un director ejecutivo de carrera que se incorpora a una nueva empresa podría estar más preocupado por sus propios intereses durante los próximos años que por dirigir la empresa hacia la próxima década. Por lo tanto, el escrutinio externo es una fuerza poderosa para limitar este comportamiento. Los directores no ejecutivos tienen un papel crucial que desempeñar aquí al mantener el enfoque de la administración en todos partes interesadas y la dirección de una alineación de intereses.

¿Qué hacer? En última instancia, si una familia mantiene el control de una empresa, es muy difícil para las minorías accionistas forzar el cambio en estas áreas, pero pueden ejercer presión. Obviamente, a medida que más capital social esté en manos de inversores conocedores de ESG, las empresas que obtengan una puntuación baja en estas áreas probablemente se enfrentarán a una disminución de interés por parte de inversores y el precio de su acción se verá afectado.

Esta tendencia pasiva es ciertamente útil, pero también es lenta. Aquí es cuando el diálogo se vuelve muy importante. Incluso los accionistas minoritarios podrían llegar a impulsar cambios si fueran capaces de expresar sus puntos de vista y respaldarlos con pruebas. A veces, las empresas familiares con mejor rentabilidad también necesitan un empujoncito en la dirección correcta. Unir los beneficios de un gobierno corporativo sólido con el enfoque familiar típico en la longevidad de los flujos de efectivo es una combinación poderosa para el inversor a largo plazo.


(1) Rees, W., & Rodionova, T. (2015). The Influence of Family Ownership on Corporate Social Responsibility: An International Analysis of Publicly Listed Companies. Corporate Governance: an International Review. 10.1111/corg.12086

De acuerdo con numerosas encuestas realizadas en todo el mundo, la importancia de los factores ASG (Ambiental, Social y Gobernanza) para los inversores profesionales y los particulares sigue creciendo cada año. Este sentimiento tiene la buena intención de corregir las desigualdades e ineficiencias inherentes a nuestra sociedad actual. Los titulares frecuentes sobre el cambio climático, las malas prácticas laborales y la brecha salarial entre los géneros sirven para reforzar estos puntos de vista en la mente de los consumidores y fortalecer su determinación a actuar. Esta creciente oleada de opinión publica ha estado empujando progresivamente a una industria de servicios financieros, algo reacia, hacia la senda ASG cada año durante, al menos, la última década. Lo que comenzó como una actividad marginal ahora se ha convertido en algo muy común. En el Reino Unido, en particular, los asesores patrimoniales y los administradores de inversiones ya ven un compromiso claro de ASG como un punto de entrada mínimo para atraer nuevos activos. Sin embargo, a pesar de la demanda y los enormes recursos que ahora se centran en abordarla, no hay un libro de reglas claras a seguir.

Las empresas gastan grandes cantidades de dinero en marketing para demostrar sus compromisos individuales con los ASG y, sin embargo, sigue siendo muy difícil comparar con precisión un fondo con otro sin recurrir a simples listas de exclusión (sin defensa o tabaco, etc.) o incluso comparación de rentabilidades. Otras comparaciones rara vez son realmente de igual a igual. Los cínicos argumentarían que esto es simplemente la industria usando la ofuscación para su beneficio mientras hace muy pocos cambios reales en la forma en que se realiza la inversión, y hace unos años nosotros hubiéramos estado de acuerdo con esta opinión. Sin embargo, este punto de vista parece ahora obsoleto, ya que hay indicios genuinos de cambio en muchas empresas, sobre todo por la creciente importancia interna de los roles de sostenibilidad. La alta dirección ha recibido el mensaje y está impulsando un cambio real. La intención está claramente ahí, pero la realidad sigue siendo igualmente confusa.

Habiendo participado varias veces en la incorporación de los estándares ASG en los procesos de inversión fundamentales, somos muy consciente del vasto panorama de opciones que deben considerarse. Gran parte del problema proviene del nombre. ASG es un término amplio que abarca muchos elementos, desde la composición del Consejo y la remuneración por género, hasta la biodiversidad y las emisiones de carbono. Esto se complementa con una asombrosa variedad de organizaciones que ofrecen diferentes estándares, objetivos y parámetros para comunicar y analizar el comportamiento por todo el espectro. Como resultado, es fácil verse abrumado por la complejidad y terminar obteniendo muy pocos beneficios tangibles. Creo que esto contribuye de manera significativa a las acusaciones de “hacerse el verde” en la industria de servicios financieros. En un esfuerzo por evitar esta etiqueta, los inversores se han movido cada vez más hacia un enfoque de marcar casillas para al menos mostrar algo tangible a los clientes actuales y potenciales. Después de todo, para lograr un cambio real debemos tener objetivos reales. La intención aquí puede ser la correcta, pero también es origen de preocupación. Este enfoque puede llevar a un estudio demasiado estrecho de la empresa a cubrir y puede llevar a que los analistas simplemente no pongan el debido interés. Las empresas menos escrupulosas pueden proporcionar respuestas superficiales para marcar la casilla y seguir adelante. Este comportamiento no ayuda a nadie.

En última instancia, un enfoque ASG positivo debe comenzar con la cultura corporativa y la verdadera intención. Como inversores, no solo tenemos un deber fiduciario con los clientes, sino también una responsabilidad social y medioambiental más amplia. Para cumplir con estos roles debemos comprender las verdaderas actitudes y objetivos de las empresas que cubrimos, y ellas deben comprender los nuestros. ASG es un diálogo en el que los equipos de dirección deben comprender que las actitudes y comportamientos arraigados ya no son aceptables. Para lograr los objetivos ambientales y sociales que son cada vez más urgentes, debe haber cambio. Cada empresa se enfrenta a un conjunto diferente de desafíos y puede contribuir a su manera. Los grandes usuarios de energía o materias primas tendrán claramente un enfoque diferente al de las empresas de servicios con pocos activos, y el papel del analista es garantizar que se establezcan y logren los objetivos correctos. Herramientas como SDG Compass (Sustainable Development Goals, desarrollados por el GRI, United Nations Global Compact y World Business Council for Sustainable Development (WBCSD)) y los mapas de materialidad SASB (Sustainable Accounting Standards Board) pueden ayudar con este proceso. La clave es comprometerse para que los ejecutivos sepan que serán hechos responsables y los inversores sienten la misma presión por parte de los clientes y del público. A largo plazo, esto debería ser beneficioso para los beneficios y para todos los involucrados, ya que un cambio positivo pagará dividendos en términos de mejora de la eficiencia energética, cadenas de suministro más transparentes, mejor retención de clientes y menor rotación de personal. Estas mejoras tangibles se pueden relacionar con los accionistas y sus clientes.

ASG se está convirtiendo rápidamente en una parte estándar del mundo de las inversiones y ya no es el diferenciador que alguna vez fue. Ahora la industria necesita hablar menos y lograr más, y las acciones hablarán más fuerte que las palabras. La responsabilidad corporativa es responsabilidad de todas las partes interesadas y comienza con la simple pregunta «¿qué estás haciendo hoy para que el mañana sea un lugar mejor?»